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 SESSION D: TRANSPORT AND COMMUNICATION. 
LA ORDENACIÓN DE LOS ESPACIOS PORTUARIOS Y LOS EFECTOS 
BARRERA PUERTO-CIUDAD. 
BERNARDO SÁNCHEZ PAVÓN 
Instituto Gallego de Estudios del Transporte y las Infraestructuras. Miembro de la 
Asociación Española de Ciencia Regional y de la European Regional Science 
Association (ERSA). 
ABSTRACT: 
Nowadays, goods sea transport involves a penetration of port hinterlands towards 
inland, which leads to the need for the confluence of the different means of transport in 
the neighbourhoods of ports and, therefore, new available areas. In the same way, what 
happened in New York on Septmeber 11th , 2001 have led to exigencies of security 
measures, which demand new areas and more restrictions on access. 
From all this, it follows that relations between port and city, where it is placed, 
The purpose of this essay is to analyse the problems that the coexistence 
between ports and cities is going through, and to propose solutions which could allow a 
suitable coexistence. 
RESUMEN: 
En el transporte marítimo de mercancías se ha pasado del concepto "
puerto a 
puerto" al de "
puerta a puerta". Este hecho supone la penetración de los 
hinterland 
portuarios hacia el interior del territorio y la necesidad de hacer confluir los distintos 
modos en las cercanías de los puertos, lo que implica la necesidad de zonas amplias 
donde ubicar infraestructuras. Así, se está ante una inquieta mirada del puerto en busca 
de su "espacio vital". 
La adecuada comprensión de las nuevas condiciones y elementos de los 
modernos tráficos portuarios, así como de las actividades logísticas vinculadas a los 
mismos, es esencial para el desarrollo urbano y económico de las ciudades portuarias. 
Los grandes retos que han de afrontar los puertos modernos podrían resumirse en los 
Ofrecer una 
alternativa económica y social adeuda para la ciudad. 
Modernización de las estructuras portuarias tradicionales atendiendo, 
especialmente a la organización, gestión, financiación y calidad. 
Posibilidad de 
incorporar espacios para las nuevas necesidades que han de 
surgir, sin que ello suponga, necesariamente, absorber nuevas áreas de la 
ciudad para albergar actividades 
agresivas para la urbe. 
La solución más adecuada a los problemas que se plantean en el marco de las 
relaciones puerto-ciudad pasa por una eliminación de las barreras existentes entre ambas 
realidades. Para ello, se hace necesario alcanzar la máxima conciliación entre la 
planificación urbana y la portuaria. 
La actual situación obliga a una concienzuda tarea planificadora en la que, dada 
la concurrencia competencial, han de participar activamente todas las Administraciones 
Públicas implicadas: Estatal, Autonómica y Local. 
La delimitación de la 
zona de servicio en los puertos de interés general supone 
fijar los espacios precisos para las actividades portuarias y complementarias, así como 
una prospectiva sobre las necesidades de futuro. Ante estos postulados, resulta 
congruente, desde el punto de vista jurídico-administrativo, hacer descansar la 
responsabilidad acerca de los 
planes de utilización de los espacios portuarios sobre los 
hombros de la Administración Estatal. No obstante, el espacio delimitado por este 
instrumento planificador de naturaleza portuaria no se puede convertir en una especie 
de "territorio exento" dentro del término municipal. Es más, puede afirmarse que el 
mantenimiento de los puertos en las ciudades requiere agotar todas las posibilidades de 
integración de aquéllos en éstas, siendo un acierto loable que la Ley de Puertos exija 
que las Administraciones Urbanísticas informen el Plan de Utilización de los Espacios 
Portuarios en aspectos relacionados con sus competencias. 
En orden a lograr un complejo normativo portuario sistemático, el Plan de 
Utilización de los Espacios Portuarios no debería contener normas urbanísticas ni 
constituirse en sustitutivo de instrumentos de esta naturaleza. Si se admite lo contrario, 
se produciría, 
de facto, un vaciamiento competencial de las entidades autonómica y 
local en esta materia. Cuestión distinta es el hecho de que el Plan de Utilización de los 
Espacios Portuarios pueda condicionar las normas urbanísticas afectantes a los espacios 
portuarios, algo que se produce, por ejemplo, en la calificación de la zona de servicios 
de los puertos de interés general como 
sistema general portuario, esto es, como una 
infraestructura vertebradora del territorio nacional y no sólo de una parte del mismo 
(sistema local). 
Así pues, una vez aprobado el Plan de Utilización de los Espacios Portuarios, el 
espacio por él delimitado debe conectarse con la planificación urbanística y quizás fuese 
conveniente redefinir la intervención de las distintas instancias territoriales en la 
formulación, elaboración y aprobación de los 
planes especiales. 
Para finalizar, cabe advertir la trascendencia de que la elaboración de los 
planes 
de protección del puerto no subrayen el distanciamiento puerto-ciudad y que sus 
prescripciones garanticen, a la vez, dos objetivos difícilmente conciliables: la seguridad 
de las instalaciones portuarias y la apertura del puerto a la utilización ciudadana. 
1. INTRODUCCIÓN. 
El transporte tiene como objeto esencial la modificación de la ubicación de los 
bienes sin alterarlos o transformarlos intrínsecamente. Los puertos desempeñan un papel 
importante en la cadena de transporte, tanto en su condición de 
parte del transporte 
marítimo como por ser 
nodos de transferencia modal y por su función de 
plataformas 
logísticas, con una serie actividades de valor añadido que exceden las de carga, 
descarga y almacenamiento. 
La evolución del tráfico marítimo mundial está íntimamente relacionada con la 
actividad portuaria; pero ésta no se reduce exclusivamente al atraque y desatraque de los 
buques sino que incorpora además una serie de servicios (centro combinado de 
transporte marítimo-terrestre) que no se pueden obviar. El puerto es una 
realidad 
multifuncional y polivalente con importantes efectos sobre la cadena logística y la vida 
de las ciudades en las que se sitúa. Sin ánimo de ser exhaustivos, podemos realizar la 
siguiente enumeración de las realidades y potencialidades de un puerto: 
• El puerto es un acceso: un lugar de atraque y desatraque de buques. • El puerto es una parte del litoral. • El puerto es un espacio urbano. 
• El puerto es una zona industrial1. • El puerto es un punto de conexión intermodal. • El puerto es un área logística y de almacenamiento. • El puerto es un espacio lúdico y de esparcimiento para los ciudadanos. • El puerto es una zona comercial. • El puerto es un elemento del paisaje. 
Los puertos, como puntos de privilegiados de comercio, han participado de 
forma decisiva en la constitución y el posterior desarrollo de las ciudades; es más, la 
presencia del puerto en las relaciones comerciales ha influido en la propia supervivencia 
de la urbe. No obstante, el puerto ha sido, también, una realidad exterior y distinta de la 
propia ciudad lo que ha propiciado la necesidad de articular las relaciones entre ambos. 
Así, es necesario compatibilizar el necesario desarrollo portuario, derivado de las 
exigencias de la navegación y transporte marítimo, con el desarrollo del recinto urbano, 
producido a requerimientos de su población. 
En el transporte marítimo de mercancías se ha pasado del concepto "
puerto a 
puerto" al de "
puerta a puerta". Este hecho supone la penetración de los 
hinterland 
portuarios hacia el interior del territorio y la necesidad de hacer confluir los distintos 
modos en las cercanías de los puertos, lo que implica la necesidad de zonas amplias 
donde ubicar infraestructuras. Así, se está en presencia de una inquieta mirada del 
puerto en busca del que sería su "espacio vital". 
En un ejercicio de retrospectiva, puede apreciarse como las relaciones puerto-
ciudad han atravesado por las siguientes etapas2: 
a) Unidad ciudad-puerto. 
En esta etapa, puerto y ciudad aparecen unidos, participando los desarrollos 
urbanos de los portuarios y viceversa. Este periodo abarca desde los orígenes de ciudad 
y puerto hasta mediados del siglo diecinueve, esto es, mientras el transporte marítimo 
depende de la fuerza humana. En estas circunstancias, los contactos e intercambios 
comerciales con culturas y economías diferentes otorgan al asentamiento urbano un 
 1 En los recintos portuarios no sólo se pueden realizar tareas de carga y descarga, sino que también caben las de manipulación de productos. 2 A este respecto vide Grindlay Moreno, A. L., Comunicación presentada al I Congreso de Ingeniería Civil, Territorio y Medio Ambiente. 
potencial de crecimiento en torno dicha actividad, de forma tal que se produce la 
inevitable centralidad urbana de las infraestructuras portuarias. 
b) Crecimiento y distanciamiento ciudad-puerto. 
Esta fase se caracteriza por el crecimiento y distanciamiento de ambas realidades 
consecuencia de la revolución industrial3. Los medios de transporte terrestres y 
marítimos requieren múltiples e importantes adaptaciones derivadas tanto del 
incremento de sus dimensiones espaciales4 como de la necesidad de nuevos accesos 
viarios5. En estos momentos aparecen las primeras divergencias puerto-ciudad y, 
asimismo, las primeras problemáticas ambientales derivadas de la actividad portuario-
industrial6. En esta etapa se emplazan las nuevas infraestructuras ferroviarias 
procurando un acceso adecuado al espacio portuario7. 
c) Aislamiento y separación ciudad-puerto. 
La tercera etapa supone la segregación funcional ciudad-puerto, que se 
materializa en una separación mediante verjas y vallados. Se produce, también, una 
separación de gestión que crea dos espacios física y funcionalmente independientes. El 
puerto va a perder su relación económica y social con la población de la urbe. En este 
proceso de separación, el crecimiento de las estructuras portuarias corre ajeno a su 
integración con el medio urbano, produciéndose las primeras disimetrías en su 
configuración global. Desde la segunda mitad del siglo XX se producen alteraciones 
económico-comerciales en los intercambios marítimos y en la tecnología asociada a este 
En los 
años cincuenta y sesenta, se requieren extensas áreas industriales 
marítimo-portuarias asociadas a las refinerías y los grandes centros industriales y el 
 3 Vide Alemany Llovera, J., 
Los puertos españoles en el siglo XIX, Centro de Estudios Históricos de Obras Públicas, MOPT, 1991, pp. 85-89. 4 Longitud de muelles y superficie de almacenamiento. 5 Aperturas de nuevas y más amplias calles en la ciudad para el acceso al puerto. Los accesos portuarios desarrollados en este periodo se transformarán, generalmente, en las vías urbanas que acabarán resolviendo futuros problemas de movilidad en torno al núcleo urbano. 6 A pesar de que en una primera aproximación pudiese parecer que las relación puerto-ciudad en esta etapa suponen tan sólo una pérdida de posicionamiento en importancia de la urbe, es necesario tener presente que, por ejemplo, los espacios generados del derribo de las murallas que encorsetaban las ciudades ,darán lugar a importantes oportunidades para el desarrollo urbano. 7 Estos emplazamientos de nuevas líneas ferroviarias con acceso a los puertos, darán lugar más adelante a un inconveniente nada fácil de resolver, constituyéndose en auténticas barreras en las relación puerto-ciudad. 8 Se incrementan el tamaño y capacidad la de los buques y se producen modificaciones en las actividades de manipulación y trasiego portuarios. 
transporte marítimo se orienta a las mercancías en general y no sólo a las de tipo 
La generalización del empleo del contenedor supondrá una mayor necesidad de 
superficie de suelo disponible. El transporte de cargas generales en contenedores 
comenzó el 26 de abril de 1956, cuando zarpó el 
Ideal X, un buque tanque T-2 
modificado, que transportaba 58 contenedores desmontables de Nueva York a Houston. 
Tres meses después, los costos de manipulación portuaria de las cargas generales habían 
bajado de 5,83 dólares a sólo 0,15 dólares la tonelada, y los tiempos de manipulación se 
habían reducido a una quinta parte con esas unidades9. 
Como consecuencia de la necesidad de garantizar el factor intermodal, el puerto 
pierde protagonismo y se muestra como un modo más en la cadena de transporte, lo 
que introduce también mayores demandas de accesibilidad difíciles de satisfacer en 
espacios urbanos. A lo anterior debe añadirse el surgimiento en la sociedad de una 
conciencia medioambiental, cada vez mayor, con la correlativa exigencia de calidad de 
vida en las ciudades10. Estas circunstancias van a profundizar el distanciamiento del 
puerto con respecto a la ciudad. 
La 
década de los setenta, tras el shock petrolero y la consiguiente crisis 
económica, asiste a la creación de las 
zonas urbanas-litorales y al correlativo freno a la 
ubicación de las industrias pesadas en las costas. 
 9 Con la introducción de los contenedores en los servicios de transporte de línea regular, la mayoría de los navieros ya no manipulan ni estiban las mercancías elaboradas. Estas funciones se realizan, cada vez en mayor medida, en fábricas y terminales interiores de carga, donde se llenan y vacían los contenedores. Los navieros manipulan y estiban los contenedores, no la carga propiamente tal. Sus servicios se han vuelto muy semejantes y substituibles y se compite solamente en términos de precios, rutas, tecnologías y plazos de entrega. Los contenedores han transformado el transporte de los productos manufacturados por las líneas regulares en una nueva rama de actividad a granel, como el transporte de automóviles o troncos. Durante más de 100 años, todo intento por parte de los operadores marítimos de hacerse eco de la demanda comercial o de llegar a nuevos niveles de economía de escala, tropezaba con el lento ritmo de estiba y desestiba de los buques de carga general. Para cargar un buque de aproximadamente 10.000 toneladas de peso muerto (TPM) se requerían cinco días y sus noches y 125 trabajadores portuarios por turno. El lento ritmo de manipulación de la carga limitaba el tamaño máximo de los buques de carga general, de modo que para transportar mayores volúmenes en una ruta comercial determinada había que poner en servicio más buques. Con la utilización de los contenedores se revirtió la exigencia conocida como "a más carga-más buques", lográndose aumentar la productividad utilizando menos buques. Muchos propietarios de buques consideraron que los contenedores nunca llegarían a usarse en el comercio internacional. La reducción de los costos y de los tiempos de manipulación de las cargas convirtieron en obsoleto los límites históricos impuestos a las dimensiones de los buques y permitieron nuevas economías de escala. Los países en desarrollo estimaron que el contenedor era un cambio impuesto por los navieros en las rutas entre los países industrializados con el propósito de evitar los altos costos de la mano de obra y de mejorar la productividad portuaria. Después de que el contenedor se introdujo en las rutas entre países industrializados y países en desarrollo, los sindicatos de los trabajadores portuarios, los ministerios de trabajo y los gobiernos centrales de éstos últimos países expresaron su rechazo a esta nueva unidad de transporte. La mayoría de los argumentos esgrimidos se referían al desempleo en el sector portuario, en un período en que la tasa de cesantía y el subempleo eran elevados; la incapacidad de la maquinaria y las instalaciones portuarias para manipular los contenedores; y las limitaciones de los sistemas de transporte terrestre para trasladar los contenedores entre los puertos y los centros de producción y consumo. 10 Vide Barragán Muñoz, J. M., 
Ordenación, Planificación y Gestión del Espacio Litoral, Oikos-Tau, Barcelona, 1994. 
En los 
años ochenta aparecen nuevas actividades dependientes de los servicios11 
que dan lugar a una cadena de puertos desubicando las zonas portuarias en relación a las 
ciudades, que experimentan fuertes mutaciones de orden estructural y espacial. 
El decenio de los 
noventa viene marcado por la acentuación de las mutaciones 
en la gestión logística. Los puertos se convierten, definitivamente, en plataformas 
intermodales, produciéndose la ruptura puerto-ciudad al alejarse la actividad industrial 
de la logística. Así pues, se produce la conformación de "
áreas-espacios" diferenciados 
e interrelacionados, formándose redes12 que permiten incrementar las sinergias y 
generar complementariedad13. 
d) Acercamiento e integración ciudad-puerto. 
En esta etapa, en la que están inmersos los puertos, requiere una auténtica 
renovación de los mismos. Los espacios abandonados o infrautilizados han de 
convertirse en una oportunidad, tanto urbana como portuaria. Las relaciones puerto-
ciudad se han de caracterizar por: 
a) Un diálogo fluido de ambos ámbitos. 
b) El puerto requiere conexiones adecuadas con el ámbito urbano para 
mantener las posibilidades de desarrollo. 
 11 El stockage/almacenaje, la distribución, el comercio de importación /exportación y la utilización de los contenedores. 12 En cuanto al contenido finalista del concepto infraestructura, es decir, su vinculación a una organización, a un todo más amplio, ello conlleva el que toda infraestructura sea configurable o bien como una red o bien como una parte de la misma. Se introduce así un nuevo concepto, el de Red, que puede definirse como "la ordenación de las infraestructuras de una determinada manera, caracterizándose, precisamente, por la organización, esto es por la forma en que procede enlazar los distintos puntos de la red al servicio de una finalidad concreta". Esta definición coincide con una de las acepciones figuradas que el Diccionario de la Lengua Española asigna al término red, considerando por tal el "conjunto sistemático de caños o de hilos conductores o de vías de comunicación o de agencias y servicios para determinado fin" ( red del abastecimiento de aguas; red telegráfica o telefónica; red ferroviaria o de carreteras; red de cabotaje ). Las notas características del concepto de red serían pues: a) 
La 
continuidad, enlazando distintos puntos. 
La 
organización, formando no un mero agregado sino un todo sistemático. 
El 
servicio a una finalidad superior que trasciende a la de cada una de sus partes. 
 El término red es utilizado de modo reiterado en la legislación española sobre infraestructuras. Siguiendo a Villar Ezcurra, las redes pueden adoptar las siguientes modalidades: a) 
Redes Continuas: que son todas aquéllas que, sus elemento, se encuentran conectados en uno o varios puntos. En este tipo serían encuadrables las redes de carreteras, de ferrocarriles y las hidráulicas. 
Redes Discontinuas: son aquellas en las que no existe una continuidad física entre los elementos que la integran pero sí una interconexión a nivel de flujos de tráfico o de usuarios. En este tipo de redes serían encuadrables los puertos y los aeropuertos porque a pesar de encontrarse físicamente separados es indudable que funcionan como un conjunto a efectos de las operaciones que se realizan. 
Redes Intercambiables: son aquéllas que perteneciendo a distintos tipos de infraestructuras tienen una demanda de uso intercambiable, como sucede con las redes de transporte (por carretera, aéreo, por ferrocarril y marítimo). La relevancia de esta distinción se encuentra en la política tarifaria y en la competencia entre diferentes infraestructuras. 
Redes Únicas: son aquéllas que no permiten duplicación, por motivos técnicos o comerciales, y conducen a problemas similares a los que presenta el denominado monopolio natural. Este es el caso típico de las redes de ferrocarriles, de energía eléctrica o de abastecimiento de agua, en donde sólo es concebible (por motivos económicos y medioambientales) la existencia de un trazado y no caben "líneas duplicadas". 
 13Vide Freire Seoane, M.J. y González Laxe, F., 
Economía del transporte marítimo, Instituto Universitario de Estudios Marítimos, Netbiblo, 2003, págs. 160 y sigs. 
c) La ciudad precisa la apertura de la barrera que supone el recinto 
portuario para disfrute del litoral y demanda parte de las superficies 
portuarias para espacios libres o equipamientos urbanos14. 
d) El espacio portuario aparece ante la ciudad como la gran oportunidad 
urbana para el 
recentrado, 
gentrificación, 
recuperación del centro o 
reactivación nuclear. 
e) Los elementos del puerto se deben compatibilizar con la ciudad, siendo 
objeto de especial atención en el planeamiento urbanístico. 
f) Regulación estricta de las actividades portuarias en los entornos más 
próximos a la ciudad o áreas pobladas. Estas actividades, escasamente 
compatibles con la actividad urbana han de ser objeto de unos 
minuciosos estudios sobre medios empleados e impactos producidos15. 
g) Compatibilización de los accesos portuarios para que, además de 
proporcionar la indispensable accesibilidad a los mismos, eviten la 
congestión del tráfico urbano normal. Ha de paliarse en lo posible que la 
circulación de vehículos pesados provoque importantes problemas 
ambientales y de seguridad en la ciudad16. 
 14 Esto supone la eliminación del 
efecto barrera de las instalaciones portuarias y la 
recuperación del frente urbano-marítimo (
waterfront). 15 Vide Gómez Ordóñez, J. L., y Grindlay Moreno, A. L., 
Problemas medioambientales en las ciudades marítimas: La relación ciudad-puerto, 1º Congreso Mundial de Salud y Medio Ambiente Urbano, Madrid, 1998. 16 Los problemas de polución atmosférica, ruidos, vibraciones y el siempre temido tránsito de mercancías peligrosas han de suponer el estudio de nuevos accesos, con trazados alternativos y enlaces a distinto nivel, desde la red principal de carreteras. Esta es una cuestión no sólo de la planificación portuaria y urbanística sino del propio planeamiento de carreteras. 
2. MODERNIZACIÓN PORTUARIA Y EL RECENTRADO DE LAS 
CIUDADES. 
El vocablo inglés 
gentrification17 es utilizado para denominar al fenómeno 
consistente en un mejoramiento de antiguos centros urbanos, culminado en una 
elevación de su estatus económico y social18. La doctrina se ha referido a esto 
utilizando, también, otros términos: 
brownstoning, 
whitepainting y, en español, 
aristocratización, gentrificación o 
recentrado. No obstante, si se tiene en cuenta que el 
fenómeno descrito es ciertamente complejo en su gestación y resultados, sin que pueda 
ser reducido a la mera ocupación de un espacio urbano por una clase social emergente, 
quizás resultase más conveniente denominar este proceso como 
reactivación nuclear. 
17 La primera referencia al término 
gentrification se atribuye a R. Glass en su estudio sobre Londres efectuado en 1964. 
18 Además de la manifestación urbana del fenómeno recientemente se ha identificado un proceso similar en áreas rurales. Cabe, pues, tanto una 
gentrificación rural como una 
gentrificación urbana. Hasta el momento, empero, el número de estudios sobre la versión rural es muy inferior a los dedicados a la versión urbana. 
Con este término se hace referencia a su verdadera esencia: la recuperación de la 
actividad perdida en los núcleos de las ciudades. 
La reactivación nuclear de las ciudades se ha venido desarrollando en los países 
industrializados, básicamente, a partir de la década de los años setenta del pasado siglo 
y se caracteriza por la ocupación de los centros de las ciudades por una parte de la clase 
media, de elevados ingresos, que sustituyen a los habitantes con menor poder 
adquisitivo. Este movimiento hacia las zonas céntricas de la urbe supone inversiones y 
mejoras, tanto en las viviendas como en toda el área en general. En conjunto, el 
fenómeno suele conllevar una recuperación del valor simbólico de los centros urbanos. 
Autores como Van Weesep19 señalan que la 
gentrification es la expresión espacial de un 
cambio social20. 
Sin duda el mercado del suelo se mueve por innumerables factores que hacen 
inútil cualquier intento de enumeración exhaustiva; no obstante, puede decirse que tres 
elementos son claves a la hora de explicar las preferencias de la población en su 
a) La disponibilidad de espacio. 
b) Las bajas densidades. 
c) La accesibilidad al centro urbano. 
La 
gentrification se constituye en un elemento fundamental de la 
reestructuración metropolitana, contrario a la suburbanización y declive 
socioeconómico de los centros urbanos. Como efecto más inmediato, produce un 
cambio en la tendencia a la pérdida de población de cierta relevancia económica en los 
centros de las ciudades21. 
19 Van Weesep, J., 
Gentrification as a research frontier, Progress in Human Geography, vol. 18, nº 1, 1994, págs. 74 yss. 
20 Estudios recientes muestran que en muchos países la 
gentrificación refleja cómo el papel del gobierno se está redefiniendo, en relación con las tendencias generales de desregularización y privatización de muchas áreas que tradicionalmente han permanecido bajo la tutela gubernamental. Por lo tanto, este fenómeno muestra las consecuencias espaciales de cambios sociales complejos. 
21 Los estudios publicados coinciden en que se trata de un proceso altamente diversificado: puede seguir varias trayectorias, pudiendo transformar totalmente o parcialmente un área, estar protagonizado por un amplio listado de agentes y actores, y siendo sus causas y consecuencias son complejas y difíciles de determinar con claridad. Todo ello ha supuesto que la 
gentrification haya sido calificada por autores como Van Weesep de un "concepto caótico". 
La doctrina discrepa a la hora de determinar la 
fuerza motriz de la reactivación 
de los núcleos urbanos. Por una parte, David Ley otorga un papel clave a la demanda de 
un tipo de viviendas por un segmento poblacional emergente en la ciudad. Por otro lado, 
Neil Smith, formula su teoría desde el punto de vista de la oferta de viviendas y 
espacios, no de la demanda por parte de ocupantes potenciales, otorgando prioridad a la 
oferta en su explicación, de modo que los factores económicos son preponderantes por 
encima de los culturales. En general podría decirse que la reactivación es resultado de 
una serie de factores interrelacionados, sin que quepa otorgar un protagonismo 
exclusivo a ninguno de ellos. 
Los poderes públicos pueden favorecer el recentrado utilizando, entre otros, los 
siguientes mecanismos de intervención: 
a) Calificación especial desde el punto de vista patrimonial de las zonas que se 
deseen reactivar (calificándolas como núcleos históricos). 
b) Concesión de beneficios fiscales para las actuaciones de rehabilitación de 
c) Mejora de los servicios públicos en las áreas seleccionadas. 
d) Recalificación del suelo. 
Estando situados los puertos más antiguos en los centros de las ciudades, la 
procura de una apertura de áreas ocupadas por los puertos para su edificación puede 
suponer un apoyo a la recuperación de las áreas aledañas. El mismo efecto puede 
lograrse, asimismo, mediante una revitalización cultural23 y medioambiental de estos 
22 La rehabilitación de las viviendas puede dar lugar a distintas configuraciones poblacionales de la zona objeto de reactivación en función de la finalidad que persigan los sujetos actuantes: 
a) promotores de la vivienda que compran una determinada propiedad, la rehabilitan y la revenden con ánimo de lucro. 
b) particulares que rehabilitan con el fin de vivir en ella. 
c) propietarios que rehabilitan las viviendas que poseen con el fin de ofrecerlas en alquiler. 
23 En el marco de las realizaciones concretas resulta interesante el caso de Barcelona. En esta ciudad, el gobierno municipal constituye el principal impulsor del fenómeno de reactivación nuclear, esencialmente a través de la utilización del elemento cultural. En el año 1989 se puso en marcha el 
Proyecto Ciutat Vella, en el marco de la transformación urbana que tuvo lugar en la ciudad de Barcelona con motivo de la celebración de los Juegos Olímpicos de 1992. Una de las principales líneas de actuación fue el 
eje cultural, vertebrado a partir de la nueva ubicación de diversas instituciones y organismos culturales y de la potenciación de las ya existentes. 
entornos. Si el puerto deja de ser un foco de contaminación y se hace albergar en el 
recinto del mismo ciertas actividades sociales (congresos, exposiciones, ferias, etc.) la 
revitalización comercial de estas zonas sería prácticamente un hecho y la 
gentrification 
de los entornos sólo cuestión de tiempo. El mismo efecto positivo de recuperación del 
núcleo urbano podría conseguirse mediante el desalojo de los recintos portuarios y su 
exteriorización con respecto a las zonas céntricas de la ciudades lo cual tendría, 
asimismo, un efecto positivo en la recuperación de los centros urbanos al dejar 
expeditas grandes superficies de suelo edificable o susceptible de albergar zonas verdes 
de un enorme valor paisajístico. 
3. LOS SUCESOS DEL 11 DE SEPTIEMBRE DE 2001 Y SUS EFECTOS SOBRE 
LAS ACTIVIDADES Y CIUDADES PORTUARIAS. 
Los sucesos acaecidos en Nueva York el 11 de septiembre de 2001 han supuesto 
la introducción de nuevas pautas en la actuación de los gobiernos occidentales. La 
proyección de estas nuevas concepciones afectaron, como no podría ser de otro modo, a 
la política portuaria por que resulta evidente que también las relaciones puerto-ciudad se 
verán afectadas. 
La seguridad marítima se halla regulada por un marco normativo definido por 
normas y directrices emanadas de ciertas organizaciones internacionales. En la XXII 
Asamblea de la OMI, celebrada en diciembre de 2001, y como consecuencia del ataque 
terrorista sufrido por Nueva York el 11 de septiembre, se adoptó la resolución sobre la 
revisión de medidas y procedimientos para prevenir actos terroristas24. Entre las 
medidas que los distintos gobiernos han consensuado en el seno de la OMI destacan: 
a) La instalación de un sistema de identificación automático a bordo de los buques. 
b) La elaboración de planes de protección de los buques e instalaciones mar 
c) Designación de un oficial de protección de buque y un oficial de la Compañía 
para protección marítima. 
d) El desarrollo de planes de protección para las instalaciones portuarias. 
e) La realización de evaluaciones acerca de la vulnerabilidad de los puertos. 
 24 En febrero de 2002 se celebró una reunión 
entre sesiones en la que se propusieron instrumentos para desarrollar un plan de actuación contra este tipo de actos. En dicha reunión, la Delegación española presentó una propuesta para mejorar la seguridad a bordo de los buques, y también en instalaciones portuarias, que fue considerada de forma muy favorable. Las materias analizadas suponen, en su mayor parte, la modificación del Convenio Internacional para la Seguridad de la Vida Humana en el Mar (SOLAS). 
f) Establecimiento de nuevos procedimientos relativos a la carga y las personas. 
g) Diseño de nuevos sistemas de inspección de contenedores. 
En España, el Ente Público Puertos del Estado remitió a las 27 Autoridades 
Portuarias dependientes del mismo un documento en el que se detallan las directrices a 
seguir para la preparación de los correspondientes 
Planes de Protección Portuaria25. 
Estos planes tienen por objeto establecer un sistema de gestión de la seguridad en las 
terminales portuarias para el control de los riesgos, derivados de actos de naturaleza 
antisocial o ilícita, que pudieran afectar a la seguridad de los pasajeros, tripulaciones y 
buques. Las medidas aplicadas deben cohonestar las siguientes exigencias: 
a) Responder con eficacia al objetivo de máxima seguridad ante fenómenos 
b) Causar los mínimos inconvenientes a pasajeros, buques y mercancías26. 
c) Alcanzar una estrecha colaboración con otros organismos competentes en temas 
de seguridad, lo cual conlleva, necesariamente, la suscripción de los oportunos 
El 
Plan de Protección del Puerto (PPP) ha de servir como instrumento de 
coordinación entre los distintos planes de protección relativos a las instalaciones 
portuarias y establecerá las medidas de seguridad aplicables a toda la zona27. El PPP 
debe referirse, entre otras, a las siguientes cuestiones: 
Instalación de medidas y equipos para evitar que se introduzcan 
armas a bordo de los buques. 
Controles de acceso a buque y zonas restringidas. 
Procedimientos para dar respuesta a las amenazas contra la 
Formación de personal de seguridad. 
 25 Las etapas por las que debe discurrir la implantación e los Planes de Protección de los Puertos son las siguientes: 
Designación del Comité de Protección Portuaria (que elabora el PPP). 
Designación de Jefes de Seguridad, por cada parte participante en cualquiera de las operaciones de tráfico portuario. 
Diseño del Plan de Protección. 
 26 Esta necesidad obliga a tener muy en cuenta la evaluación específica de la posible amenaza y las condiciones y circunstancias localidad en la que se hallen las instalaciones portuarias. 27 Las medidas adoptadas requieren una financiación adicional importante y así, una vez que cada puerto disponga del correspondiente Plan, deberá aplicarse una 
Tasa Portuaria de Seguridad del Pasaje para pasajeros y vehículos en régimen de pasaje, así como a vehículos en régimen de carga cuando viajen en buques mixtos de carga y pasaje, cuyas cuantías oscilan entre un mínimo de 0,2 € para pasajeros en régimen de transporte y 2 € para vehículos en régimen de carga, con la que se cubrirán parte de los gastos que impliquen la adopción de dichas medidas de seguridad. 
Realización de simulacros. 
El ente Puertos del Estado ha previsto, asimismo, la creación de un 
Comité de 
Protección Portuaria, coordinado por las diferentes Autoridades Portuarias, que será el 
encargado de elaborar los Planes de Protección. 
Como conclusión de todo lo expuesto, cabe deducir que las relaciones puerto-
ciudad se verán afectadas por los sucesos del 11 de septiembre. En primer lugar, por la 
necesidad de revisar la zonificación de los puertos efectuada hasta el momento, lo que 
conllevará unas mayores restricciones cualitativas y cuantitativas al acceso por parte de 
la ciudadanía. En segundo lugar, por la necesidad de más espacios e instalaciones 
portuarias que puedan albergar las siempre complicadas y lentas operaciones de control 
sobre las mercancías. En tercer lugar, debido a la necesidad de nuevas inversiones en 
seguridad que detraerán del erario público fondos que podrían haber sido destinados a 
fortalecer la simbiosis puerto-ciudad. 
4. LAS RELACIONES ENTRE PUERTOS Y CIUDADES. 
La adecuada comprensión de las nuevas condiciones y elementos de los 
modernos tráficos, así como de las actividades logísticas vinculadas a los mismos, es 
esencial para el desarrollo urbano y económico de las ciudades portuarias. Los grandes 
retos que han de afrontar los puertos modernos son los siguientes : 
Ofrecer una 
alternativa económica y social adeuda para la ciudad. 
Modernización de las estructuras portuarias tradicionales atendiendo, 
especialmente a la organización, gestión, financiación y calidad. 
Posibilidad de 
incorporar espacios para las nuevas necesidades que han de 
surgir, sin que ello suponga, necesariamente, absorber nuevas áreas de la 
ciudad para albergar actividades 
agresivas para la urbe. 
Siguiendo a Freire Seoane y González Laxe, puede decirse que las economías 
portuarias actuales requieren28: 
a) Una estrategia de concentración, en lo que se refiere a la capacidad de 
atracción y establecimiento de las sedes de armadores y agentes, con el 
 28 Freire Seoane, M.J. y González Laxe, F., 
Economía del transporte marítimo, Instituto Universitario de Estudios Marítimos, Netbiblo, 2003, págs. 160 y sigs. 
objetivo de lograr una progresiva reducción de costes y una creciente 
concentración de tráficos. 
b) Una estrategia de intensificación del transporte, que afecta al número, tipo y 
tamaño de las embarcaciones, especialmente portacontenedores, así como el 
establecimiento de acciones que reduzcan los tiempos de estancia, 
incrementen las calidades de los servicios ofertados, y amplíen los trayectos 
directos con otros puertos y áreas geográficas 
c) Una estrategia de conjunto, que basada en la intermodalidad, sea capaz de 
desarrollar los equipamientos, instalaciones, plataformas logísticas y redes 
necesarias para el establecimiento de prioridades en lo que respecta a la 
calidad de los servicios. 
En opinión de los mismos autores, los 
handicaps que poseen ciertas áreas geo-
económicas en las que se ubican puertos serían, entre otros29: 
a) Espacios económicos poco densos y poblados. 
b) Rigideces en el marco operacional y organizativo. 
c) Comportamientos poco dinámicos y escasamente competitivos de ciertos 
d) Excesiva dependencia burocrática e institucional. 
e) Escasez e insuficiencias de infraestructuras. 
f) Desinterés en las operaciones de conexión con otros medios de transporte 
(intermodalidad). 
El desarrollo del comercio y de las mercancías y cargas utilizando los 
transportes marítimos ha obligado a estimular el establecimiento de nuevas terminales 
portuarias y, en consecuencia, al establecimiento de nuevas formulaciones de la 
dimensión en lo tocante a la especialización y a la jerarquía de los puertos30. 
El transporte marítimo es el modo de transporte más ecológico y su uso se está 
incrementando. Se necesitan, por tanto, inversiones significativas en infraestructuras 
 29 Ibídem. 30 Siguiendo las directrices del documento de la Comunidad Europea "
Desarrollo sostenible en europa para un mundo mejor: estrategia de la unión europea para un desarrollo sostenible", es preciso potenciar la combinación de modos de transporte marítimo y ferroviario relegando en la medida de lo posible el tráfico por carretera. Con ello se eliminaría la congestión de las ciudades portuarias debido al tráfico de vehículos pesados en buena parte. A este respecto, vide González Laxe, F., 
Economía marítima y tipologías portuarias, Boletín económico del ICE nº 2717 del 21 de enero al 3 de febrero de 2002 págs. 21 y siguientes. 
portuarias para responder a la creciente demanda. Algunos puertos, especialmente en el 
Mediterráneo, no ofrecen espacio adecuado para gestionar el actual flujo de tráfico. El 
argumento de que no hay necesidad de más inversiones en puertos es una falacia y si no 
se hacen inversiones en puertos, las cargas pasarán de ser transportadas por mar a serlo 
por tierra, lo que supone contradecir el objetivo del Libro Blanco de Política del 
Transporte Común elaborado por la Comunidad Europea. Por otra parte, las normas 
medioambientales, siempre necesarias, no tienen en todo caso un impacto positivo, 
evitando, en ocasiones de forma injustificada, el desarrollo de proyectos indispensables 
para el transporte. La legislación medioambiental puede ser mal empleada y un punto 
clave es la 
valoración medioambiental estratégica con el fin de compatibilizar los 
proyectos de infraestructuras portuarias con el respeto al medio ambiente. 
La garantía de la intermodalidad, tan necesaria en las infraestructuras portuarias 
actuales, supone uno de los obstáculos más difíciles de salvar puesto que puede resultar 
antitética con el mantenimiento de un centro de la ciudad descongestionado y con 
escasa contaminación (acústica, visual, etc.). Un problema se plantea, asimismo, en 
cuanto a la dotación y ampliación de equipamientos, pues no es fácil de cohonestar con 
el mantenimiento de las unas adecuadas relaciones puerto-ciudad. Si las instalaciones 
crecen horizontalmente, se ocupan nuevos espacios (algo difícil en los puertos 
enclavados en los centro de las ciudades); si crecen en vertical (solución más probable 
en los puertos enclavados en núcleos urbanos), se aumenta la barrera entre el puerto y la 
No cabe duda de que resulta difícil compatibilizar las necesidades del puerto y 
de la ciudad. Ello deriva de una serie de factores entre los que se encuentran: 
a) La diferencia de 
ritmos de crecimiento (mayor en las infraestructuras portuarias 
en comparación con los relativos al desarrollo urbano). 
b) La diferente vocación de estabilidad de la zonificación en términos urbanísticos 
y portuarios (la primera, aconseja la irreversibilidad y estabilidad de sus 
decisiones; la segunda ha de ser indicativa y flexible para poder adecuarse a los 
cambios que pueda sufrir la demanda, evitando congelar ordenaciones que 
puedan obstaculizar la explotación portuaria). 
c) Las 
cuestiones estéticas, más importantes en las ciudades que en las áreas 
La principal función del puerto es la de ser la infraestructura que posibilita la 
unión entre los modos de transporte marítimo y terrestre; no obstante, esta trascendente 
función induce otras de no menor importancia como las de centro de almacenamiento de 
mercancías y zona de localización de servicios terciarios. Las funciones de los puertos 
comerciales son susceptibles de atraer la implantación y desarrollo de otros servicios y 
actividades en la ciudad de la que forman parte, ofreciendo indudables oportunidades de 
crecimiento. Uno de los elementos que más pueden influir en el potencial económico 
del puerto y, a su vez, en el desarrollo de la ciudad es el de las 
actividades logísticas 
vinculadas a los flujos de transporte31. Estas actividades admiten diferentes ubicaciones 
que, en líneas generales, podría responder a una de las siguientes alternativas: 
a) Localización en los espacios portuarios. 
b) Localización en áreas especializadas próximas y bien conectadas con la zona 
c) Localización en la ciudad. 
Teniendo en cuenta la variedad de servicios que pueden comprenderse en el 
concepto 
actividades logísticas, no es en absoluto descabellado afirmar que las 
alternativas propuestas no son excluyentes sino, más bien, complementarias. Es 
precisamente esa complementariedad la que puede contribuir a unas fluidas y positivas 
relaciones entre el puerto y la ciudad, puesto que si tal condición se cumpliese generaría 
un efecto eslabón entre ambos espacios que se verían interdependientes y mutuamente 
Dentro de los procesos de integración urbana de espacios portuarios, se deberían 
incentivar aquellos usos del puerto compatibles de por sí con el medio urbano32 y que 
han sido denominados como "
actividades portuarias de tipo blando". Estas 
utilizaciones son las siguientes: 
a) Las terminales para tráfico de pasajeros, con instalaciones adecuadas para líneas 
regulares de navegación o 
ferrys. 
b) Los tráficos y terminales de cruceros, que han experimentado un gran desarrollo 
durante la última década y que suelen estar caracterizados por grandes buques de 
 31 Es opinión prácticamente inconcusa el que la calidad de las funciones logísticas tiende a fidelizar los tráficos de mercancías en no pocos puertos. Por otra parte, si bien las actividades de las modernas Terminales portuarias especializadas crean escaso empleo directo en el propio puerto pueden inducir mayor cantidad de producción y servicios y, por tanto, de creación de empresas y puestos de trabajo, en áreas situadas en la ciudad. 32 Charlier, J., 
The regeneration of old port areas for new port uses, en Hoyle, B. S., y Pinder, D. A., 
European Ports Cities in Transition, Belhaven Press, págs. 137 y sigs. 
lujo, así como las escalas de grandes veleros, buques de guerra, buques 
científicos, etc. 
c) La ocupación de las dársenas para marinas o áreas deportivas, que atraen, 
asimismo, un turismo de calidad. 
d) Las actividades pesqueras, evitando o limitando el acceso a instalaciones de 
servicio a los barcos, lonjas o factorías de transformación. 
e) Las operaciones de las embarcaciones de los servicios portuarios (prácticos, 
remolcadores, amarradores, avituallamiento, salvamento, etc.). 
f) Esparcimiento y cultura. 
Los espacios portuarios se presentan como una oportunidad trascendental por la 
posibilidad de la constitución de amplios espacios abiertos junto a los habitualmente 
congestionados centros urbanos, así como el establecimiento de funciones recreativas y 
lúdicas que permitan disfrutar del entorno33. Debería tenerse muy en cuenta, sin 
embargo, la presencia de los centros históricos contiguos a los puertos, ya que las 
decisiones sobre los nuevos usos repercutirán en los mismos. Así pues, las nuevas 
actividades en el puerto deberán ser tales que potencien y no mengüen los valores 
históricos de la ciudad. Asimismo, los nuevos requerimientos de la investigación y la 
tecnología exigen de las ciudades la localización de establecimientos destinados a estos 
fines y que pueden situarse sobre los espacios portuarios34. Por otra parte, la 
implantación de edificios universitarios induce una cierta dinámica que facilita la 
regeneración de los espacios portuarios degradados. Finalmente, la terciarización de la 
economía urbana requiere un número considerable de sedes y su concentración, los 
cuales constituyen centros de poder económico y social para la ciudad; las 
implantaciones de direcciones administrativas, sedes sociales, palacios de congresos y 
centros comerciales son posibilidades de incrementar la influencia de la ciudad 
En el éxito de las actuaciones van a confluir múltiples factores y requerirán un 
planeamiento previo que trate de asegurar sus principios y esquemas básicos. Entre ellos 
van a destacar la necesidad de la recuperación de su significado original o su tradición 
 33 Los espacios portuarios pueden constituirse en espacio para manifestaciones culturales como es el caso del museo Guggenheim en Bilbao. 34 La constitución de polos tecnológicos se deja a veces a la iniciativa de los puertos a través de las novedosas funciones de telepuertos o tecnopuertos (como en Osaka, o en Tokio). 
marítima además de una correcta funcionalidad del conjunto, que recoja, 
consensuadamente, las demandas sociales dentro de las necesarias restricciones 
ambientales35 y cuya gestión pueda ser efectiva. Algunas prioridades que se consideran 
factores de éxito, como el beneficio o rentabilidad económico-comercial de la 
actuación, podrían entrar en conflicto con otros tan importantes como las prioridades 
sociales de las comunidades locales (que sufrirán directamente los costes externos de la 
operación), la identidad local o la riqueza patrimonial y ambiental. 
La solución óptima puerto-ciudad debe ser abordada sobre la necesidad de que 
tanto el planificador urbanístico como el gestor portuario arbitren las medidas 
necesarias para atenuar en lo posible la presión sobre los espacios dedicados a la 
actividad portuaria y la necesidad de buscar soluciones a aquellos espacios 
irremisiblemente integrados en un entorno urbano, de tal modo que se impida o 
condicionen los usos portuarios típicos. La presión de la ciudad sobre el puerto se 
manifiesta especialmente cuando las actividades portuarias se ven desplazadas de sus 
áreas tradicionales y se encaminan hacia nuevos espacios más amplios dotados de 
instalaciones más adecuadas. La presión del entorno urbano sobre esos antiguos 
espacios portuarios, normalmente situados en lugares privilegiados, se transforma 
entonces en "reivindicación" de los mismos para la ciudad, sobre la base del cese de la 
actividad portuaria. A esta pretensión legítima de las Administraciones locales, se le 
opone la de los entes portuarios de mantener su patrimonio y no desprenderse de la 
titularidad de sus bienes. 
Un plan de infraestructuras portuarias ha de proponer, en la medida en que ello 
sea posible, una combinación de alternativas. En primer lugar, cabe la construcción de 
puertos exteriores que puedan suponer la descongestión sobre los puertos existentes de 
aquellas mercancías que puedan resultar mas gravosas desde el punto de vista 
medioambiental. En segundo lugar, no se debe rechazar 
prima facie el mantener 
operativos los puertos existentes sino buscar funciones adecuadas que garanticen su 
En definitiva, una nueva orientación de las relaciones puerto-ciudad exigiría 
tener en cuenta las siguientes cuestiones: 
 35 En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo35, se proclama que: 
Principio 1: Los seres humanos constituyen el centro de las preocupaciones relacionadas con el desarrollo sostenible y 
productivo en armonía con la naturaleza. 
Principio 10: El mejor modo de tratar las cuestiones ambientales es con la participación de todos los ciudadanos interesados, 
en el nivel que corresponda. 
a) Los espacios portuarios han de recuperar su protagonismo urbano, 
potenciando la utilización de sus instalaciones para diversas actividades 
b) Debe ser intensificada las función residencial de las zonas aledañas a los 
c) Es necesario facilitar la accesibilidad al puerto. 
d) Ha de procurarse el mantenimiento de edificios e instalaciones con un cierto 
carácter histórico y que, de alguna forma, sirvan de identificación de los 
ciudadanos con el puerto, memoria viva de un pasado común. 
e) Han de eliminarse los efectos medioambientales negativos de las actividades 
portuarias sobre la ciudad. Especialmente sería importante prestar atención a 
la contaminación acústica y visual. 
f) Es preciso arbitrar medios de difusión de las externalidades positivas que el 
puerto proyecta sobre la ciudad. No se trata de hacer constar unas cifras en 
un anuario estadístico sino de dar información inteligible para todos los 
ciudadanos en forma tal que sea comprensible a la vez que convincente. 
g) El puerto y sus instalaciones han de convertirse en elemento revalorizador 
del valor patrimonial de los inmuebles circundantes. 
h) Hay que apostar por una labor informativa por parte de las autoridades 
portuarias de las futuras necesidades de medios materiales y humanos, con la 
finalidad de que el sector privado sea capaz de anticiparse a las mismas y 
ello pueda ser aprovechado como elemento de desarrollo de empleo y 
i) Es indispensable un apoyo decidido de las autoridades portuarias a los 
investigadores, única forma de conocer adecuadamente todas las 
oportunidades que las infraestructuras portuarias ofrecen. 
j) En el caso de puertos enclavados en núcleos urbanos, se hace preciso un 
impulso decidido del ferrocarril como el mejor modo de transporte para 
garantizar la intermodalidad y, a la vez, un desarrollo sostenible. 
k) Deben ser estudiadas las posibilidades de situar en el puerto inmuebles 
destinados a actividades culturales relacionadas con el mar, como 
manifestación de la integración entre el puerto y la ciudad. 
5. CONCLUSIONES 
La solución más adecuada a los problemas que se plantean en el marco de las 
relaciones puerto-ciudad pasa por una eliminación de las barreras existentes entre ambas 
realidades. Para ello, se hace necesario alcanzar la máxima conciliación entre la 
planificación urbana y la portuaria. La actual situación obliga a una concienzuda tarea 
planificadora en la que han de participar activamente todas las Administraciones 
Públicas implicadas. 
La delimitación de las zonas de servicios en los puertos supone fijar los espacios 
precisos para las actividades portuarias y complementarias, así como una prospectiva 
sobre las necesidades de futuro. Ante estos postulados, resulta congruente hacer 
descansar la responsabilidad acerca de los planes de utilización de los espacios 
portuarios sobre los hombros de la Administración Estatal. No obstante, el espacio 
delimitado por este instrumento planificador de naturaleza portuaria no se puede 
convertir en una especie de "territorio exento" de la intervención de otras autoridades. 
En orden a lograr un complejo normativo portuario sistemático, los planes que 
regulen la utilización de los espacios portuarios no deberían contener normas 
urbanísticas ni constituirse en sustitutivo de instrumentos de esta naturaleza. Cuestión 
distinta es el hecho de que los citados instrumentos planificadores portuarios puedan, 
deban incluso, condicionar las normas urbanísticas afectantes a estos espacios. Así pues, 
una vez aprobada la planificación que regule la utilización de los terrenos portuarios, el 
espacio delimitado debe conectarse con la planificación urbanística y quizás fuese 
conveniente redefinir la intervención de las distintas instancias territoriales en la 
formulación, elaboración y aprobación de los instrumentos urbanísticos relativos a los 
puertos, dando una mayor participación a las entidades locales. 
Para finalizar, cabe advertir la trascendencia de que la elaboración de los 
planes 
de protección del puerto no subrayen el distanciamiento puerto-ciudad y que sus 
prescripciones garanticen, a la vez, dos objetivos difícilmente conciliables: la seguridad 
de las instalaciones portuarias y la apertura del puerto a la utilización ciudadana. 
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